Dubrovnik es, con total seguridad, uno de los destinos que merece la pena visitar en un día de crucero. Se trata de una ciudad costera situada al sur de Croacia, cuyo nombre, en español, significa “bosque de robles” debido al tipo de árboles que se pueden encontrar en sus alrededores. También es conocida bajo el nombre de “La Perla del Adriático” debido a que está bañada por las aguas de este mar y como referencia a su belleza y a su patrimonio histórico y artístico.
De hecho, visitar Dubrovnik en un crucero es una de las actividades preferidas de las personas que viajan a Croacia debido a que cuenta con un impresionante patrimonio cultural e histórico de origen medieval. De hecho, su casco antiguo, que se encuentra en el interior de sus murallas fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1979.
Por este motivo, en este artículo te vamos a mostrar qué hacer y qué ver en Dubrovnik en un día de crucero. Así pues, si buscas cruceros en verano y quieres descubrir esta maravillosa ciudad medieval ubicada en Croacia, te recomendamos continuar leyendo este artículo. ¡A continuación te facilitamos todos los detalles que no te puedes perder!
Descubre las murallas de Dubrovnik
No existe ninguna duda de que las murallas de Dubrovnik son el símbolo y el tesoro histórico más importante de la ciudad. Estas fueron levantadas entre los siglos XIII y XVI y hoy en día se consideran uno de los complejos fortificados mejor preservados de Europa. Estas murallas tienen una extensión de casi 2 kilómetros de longitud y contienen cinco fortalezas y dieciséis torres defensivas y bastiones.
Su altura llega a alcanzar los 25 metros de altura en los puntos más elevados y sus muros tienen una anchura de entre 3 y 6 metros, siendo más gruesas las partes que se encuentran en tierra y más finas las que se abren a la costa. Además, cuenta con tres puertas principales, como la Puerta de Pile —la más conocida—, la de Ploče y la de Buža. Estas murallas te permiten disfrutar de unas vistas espectaculares de la propia ciudad y de los paisajes costeros circundantes.
A lo largo del perímetro de las murallas de Dubrovnik, podemos encontrar algunas fortalezas de mayor altura, como la de Minčeta, que llega a alcanzar los 80 metros de altura en el interior. Junto al mar encontramos las fortalezas de Bokar y de San Juan, que albergan un museo. Asimismo, tampoco nos podemos olvidar que existen dos fortificaciones, como la de Lovrikenac y la de Revelin que no se encuentran conectadas a las murallas de la ciudad.
Las puertas de las murallas de Dubrovnik
Te recomendamos visitar la ciudad antigua de Dubrovnik, que antiguamente era conocida como “Ragusa”, perderse por sus calles y descubrir el Stradun —la calle principal—, así como las puertas de entrada a la misma, que se encuentran ubicadas en las propias murallas. En un principio, la República de Dubrovnik sólo contaba con dos puertas de entrada: la de Pile y la de Ploča.
La puerta de Pile es la entrada occidental a la ciudad atravesando las murallas de Dubrovnik, la más famosa y, normalmente, el lugar por el que los visitantes suelen descubrir el casco antiguo. La puerta exterior fue construida a mediados del siglo XVI y se abre a un puente que se ubica sobre un foso. Las puertas interiores son más antiguas, y datan de mediados del siglo XV, en estilo gótico y cuentan con una hornacina en la que se ubica una estatua de San Blas, que fue añadida en el siglo XX.
La Puerta de Ploča o Ploče se ubica en el lado este de las murallas y se construyó al mismo tiempo que la anterior y tiene bastantes similitudes con esta. La tercera puerta de acceso al casco antiguo es la de Buža y fue añadida con posterioridad, tras la caída de la República de Dubrovnik.
La calle Stradun
Anteriormente ya hemos hablado del Stradun, que es la calle principal más grande que se encuentra en el interior de las murallas de la ciudad y que atraviesa todo el centro histórico desde la propia puerta de Pile hasta la de Ploče. Es una de las principales cosas que visitar en una excursión en Dubrovnik por libre en un crucero. Por supuesto, es una calle peatonal de suelo empedrado que consta con unos edificios de aspecto medieval de piedra blanca que se encuentran a ambos lados. En ellos, encontrarás tiendas de souvenirs, terrazas para tomar algo o para comer, heladerías, etc.
La Fuente de Onofrio
En la propia calle Stradun, muy cerca de la puerta de Pile, encontrarás una plaza en la que se encuentra la famosa Fuente de Onofrio, que es una de las principales atracciones turísticas de la ciudad antigua de Dubrovnik. Se trata de una fuente exenta de piedra y de planta poligonal que cuenta con 16 máscaras que expulsan agua en cada uno de sus 16 lados.
El Monasterio de San Francisco
Se encuentra enfrente de la propia Fuente de Onofrio, y es uno de los principales lugares que ver en Dubrovnik en un día de crucero. En su origen, data del siglo XIV, pero tuvo que ser reconstruido tras el terremoto que azotó Dubrovnik el 6 de abril de 1667, que redujo prácticamente a ruinas toda la ciudad en pocos segundos y terminó con la vida de prácticamente la mitad de su población. Sin embargo, en la actualidad se conserva el claustro de estilo gótico, que está decorado con más de un centenar de columnas y capiteles con bellos relieves medievales.
La Torre del Reloj
Esta conocida torre, que cuenta con 31 metros de altura, que primeramente fue construida en el siglo XV también fue seriamente dañada por el terremoto de 1667 y tuvo que volver a ser derribada por completo y reconstruida en el siglo XIX. Por ello, su aspecto es mucho más moderno. Se encuentra en la plaza Luza y suele reunir a un gran número de turistas cada hora, ya que, en punto, aparecen dos estatuas de bronce, que se conocen con los nombres de Maro y Baro, y golpean la campana para marcar la hora.
La Iglesia de San Blas
También se encuentra en la plaza Luza, a pocos metros de la Torre del Reloj y suele impactar por su fachada barroca, con su horror vacui típico del estilo veneciano. Esta se encuentra coronada con 3 estatuas, formando una especie de triángulo entre ellas.
Está consagrada a San Blas y fue construida sobre una basílica románica, que había sido construida en el siglo XIV que había sobrevivido al azote del devastador terremoto de 1667, pero que, sin embargo, terminó siendo devorada por las llamas en un incendio que tuvo lugar en 1706.
Se comenta que lo único que se salvó del incendio fue una estatua de San Blas, por lo que decidieron construir una nueva iglesia en su honor. Esta se construyó en estilo barroco veneciano, con una planta de cruz griega y rematada con una gran cúpula con vidrieras de colores y materiales de primera calidad.
La Catedral de Dubrovnik
Siguiendo la calle Stradun, el último edificio de gran importancia que encontrarás será la famosa Catedral de Dubrovnik o de la Asunción de la Virgen María. Se trata de un templo de estilo barroco de gran belleza que fue erigido a comienzos del siglo XVIII sobre una antigua iglesia románica que databa del siglo VI y que fue destruida, precisamente, en el famoso y destructor terremoto de 1667.
Cuenta con una fachada de estilo barroco bastante sobrio y que cuenta con multitud de elementos de inspiración clásica, como los frontones típicos de los templos grecorromanos y las columnas de orden compuesto, junto con varias hornacinas con estatuas en su interior y esculturas ubicadas a ambos lados de las barandillas de la cubierta. Está rematada con un frontón de gran tamaño decorado con pilastras adosadas al muro y cuenta con una enorme cúpula.
La entrada es gratuita y recomendamos visitar su interior para admirar la colección de pinturas que contiene. Por ejemplo, puedes encontrar obras de Tiziano, como “La Asunción de María” o una Madonna que se cree que podría haber sido pintada por el propio Rafael Sanzio, uno de los maestros del Renacimiento.
Por supuesto, sabemos que hay muchas otras cosas que ver en Dubrovnik por libre en un crucero, como, por ejemplo, los palacios, el puerto viejo, las playas y, por supuesto, los miradores, para disfrutar de las maravillosas vistas que rodean la ciudad. Te recomendamos planificar tu viaje con calma y organizarte bien para poder ver los lugares que te resulten más atractivos o interesantes y, por supuesto, ¡disfrutar del viaje!
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